2 may 2020

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL LIDERAZGO ORGANIZATIVO


Por Jean Carlos Marcano.
Ante todo, se debe destacar que el liderazgo es un fenómeno que subyace en lo personal y priva en el aspecto socio laboral. Un líder es una persona que reúne una serie de características o cualidades que lo configuran como un modelo a seguir en su entorno inmediato. Así pues, lo que define al liderazgo es la capacidad innata o aprendida de un trabajador para planificar, coordinar, supervisar y evaluar los desafíos de la empresa valiéndose de su influencia hacia un determinado equipo de trabajo.

¿El líder, nace o se hace?

Aunque la interrogante parezca retórica, la “médula” de su “morfología” es relativa. Existen personas que ya desde la infancia comienzan a mostrar dotes de liderazgo. En los primeros años de la escolaridad, tanto en el seno familiar como el escolar, se observan líderes innatos, niños y niñas que con un mínimo de esfuerzo y con una gracia excepcional logran influir positiva o negativamente en la conducta del grupo que les rodea. Más tarde, en las siguientes etapas del desarrollo, el liderazgo se hace más evidente, pues la personalidad comienza a jugar un papel determinante. Sin embargo, los rasgos de líder se acentúan en la medida en que la adultez esté ligada a una determinada actividad profesional. Por ello, las cualidades que definen a un líder en desarrollo podrían depender del ejercicio laboral que éste desempeñará a futuro.

No cabe duda que un individuo que haya mostrado cualidades de líder durante su infancia pueda tener mayores posibilidades de convertirse en un profesional exitoso en la adultez. Si las condiciones y experiencias de vida se tornan favorables para que logre desarrollar su potencialidad, entonces se estará ante una persona que no sólo logrará su proyecto de vida, sino que conducirá a otros para que, de una u otra forma, le apoyen en el logro de sus objetivos, sean estos personales o laborales. Sin embargo, existen líderes que, aunque no hayan manifestado ninguno de estos atributos durante la infancia, han logrado un ejercicio personal y profesional exitoso, ya sea por su grado de instrucción, conocimientos en el área donde se desempeña, etc. En todo caso, la diferencia radica en qué tan efectivo es un líder de cara a su formación, valores y principios y de cómo estos se reflejan en el trato de sus seguidores para el logro de las metas u objetivos.

Ser líder implica tomar decisiones, delegar y asumir responsabilidades en función del logro de los objetivos que se puedan plantear. Todo ello se debería dar, por ejemplo, en un ambiente de comunicación positiva, empático y democrático, donde las personas que se Programa de Formación Básica – Taller El Gerente del Futuro, Un Líder para el Servicio 2 ubican a niveles inferiores de la escala organigramática aporten ideas en la toma de decisiones, asuman sus responsabilidades con compromiso y permanezcan motivadas intrínsecamente en pro del éxito y del aprendizaje organizacional. Desafortunadamente, dentro de muchas organizaciones existen excepciones que rompen tales imperativos, por ello, es necesario conocer los diferentes escenarios y características que definen al liderazgo para desarrollar una gestión gerencial mucho más eficiente.

Un breve recorrido histórico por el liderazgo.

La historia nos muestra un amplio panorama en el que se destacan personajes que han sido líderes ante los ojos de sus seguidores porque, por ejemplo, sus características físicas y/o morfológicas, su ideología, su preparación académica y componente militar se lo han permitido.

En muchas culturas indígenas, especialmente en las antiguas, la figura del cacique o líder se centraba en aquel cuya fuerza y destreza con las armas para la guerra o la caza era superior a la del resto de los miembros de la tribu. Por su parte, la historia ha visto crecer a líderes circunstanciales, gente que ha asumido la responsabilidad de un país entero sólo por la defensa de sus ideales. Tal es el caso de Mahatma Ghandi, el líder hindú que dirigió el movimiento social de la “No violencia” en la India durante la ocupación inglesa a finales del siglo XIX. Asimismo, y aunque de manera no tan ejemplar, el liderazgo también se ha erigido en la figura de personajes cuyo poder para arrastrar masas han estribado entre lo “poco transparente” del ejercicio político y el lado destructivo del componente militar. Hacia finales de los años 30 el mundo vio el proceder del fallecido Adolf Hitler, líder político del movimiento antisemita que acabó exterminando a millones de judíos, gitanos y homosexuales en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Su poder de persuasión fue tal que logró convencer a la mayoría de los ciudadanos alemanes de que pertenecían a una raza única y, que por tanto, los demás no merecían vivir dignamente, sino morir o ser expulsados de Alemania.

Así pues, no cabe duda de que el liderazgo es un fenómeno personal y social muy poderoso. Para los efectos de valorar su influencia positiva en el mundo empresarial, sólo queda discernir en cómo éste se inserta de manera exitosa en su ejercicio profesional. Tal como se ha referido brevemente, el liderazgo se ha cernido en la historia bajo la figura de la democracia y la autocracia. Por ello, éste ha de ser situacional, es decir, acorde a la situación o circunstancias del contexto histórico. Como gerentes o trabajadores con responsabilidades y funciones gerenciales debemos enmarcar nuestras acciones con un proceder democrático, dejando entrever rasgos autocráticos sólo cuando la situación lo amerite o cuando se hayan agotado las vías del consenso entre nosotros y nuestros subordinados.

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