Por Jean Carlos Marcano.
Gerenciar es uno de los
oficios más complejos que existe, pues ni siquiera se trata, hoy en día, de
que dicha labor esté enmarcada solo en el ámbito organizacional, sino que forma
parte esencial de nuestras vidas.
Dado que en la literatura de
gerencia se hallan referencias que describen, palabras más, palabras menos, el
mismo axioma: “la gerencia planifica, organiza, direcciona y evalúa”, lo
interesante se halla en aplicar esas “macro funciones” al propio quehacer
personal. Por ello, el primer y principal principio que debe respetar toda
persona que desarrolle funciones gerenciales es gerenciarse a sí mismo, pues
de esa manera se podrá dirigir exitosamente a los demás.
En tal sentido, el principio
de la autogerencia resulta tan pertinente como el del liderazgo: “Para
liderizar a otros, liderízate a ti primero”.
Existe una estadística muy reveladora que apuntala a la ausencia de este
principio básico en muchas organizaciones. Los índices de deserción laboral,
rotación o renuncia están asociados en más de un 60%, no a la organización per
se, sino a quienes las dirigen. Por ello,
la gente suele renunciar a sus jefes, no a sus empleos.
La triste realidad es que al
menos 9 de cada 10 personas ha tenido un gerente/jefe que ha desempeñado
funciones gerenciales con una serie de debilidades o falta de competencias que,
al analizar las situaciones en las que se manifiestan, parecen un chiste de mal
gusto. A cuántos no nos ha pasado por la mente expresiones (pensamientos) como
los siguientes:
… “En serio, éste me está pidiendo que trabaje cada vez más rápido y se
demora 2 horas diseñando un formato en Excel” que necesito para poder completar
lo que me corresponde… “
…¿Estás
jugando conmigo? Me pides mi opinión, te formulo unas críticas muy válidas, y
después las desestimas porque ya tomaste la decisión… y luego me culpas porque
las cosas no salieron bien”…
…”Noooo,
este es el mejor, cuando obtenemos buenos resultados producto del trabajo en
equipo, entonces se echa flores… pero cuando no se cumplen las metas del
mes, entonces somos unos holgazanes ineficientes…
”…
Se la pasa exigiendo puntualidad y él es el primero que llega tarde todos
los días…”
“…Exige
que todos utilicemos el uniforme que nos facilita la empresa y él es el primero
en presentarse vestido como le da la gana… ni que fuera el dueño…”
“…
¡Qué caradura!, yo me fajo 2 días montándole una presentación con el balance
de la gestión que le pidió la Presidencia, todo sale bien, lo felicitan, y es
incapaz de darme parte del crédito…”
Si eres un gerente, seguro
tienes ante ti una serie de retos que trascienden el plano administrativo u
operativo de la empresa en la que trabajas. Es cierto, manejas un sin fin de variables que
contribuyen o cercenan los resultados. Pero de algo estoy absolutamente seguro,
tus logros no solo van a depender del entorno, el volumen de las ventas, tu
jefe o las políticas económicas del gobierno, sino que estarán supeditados, inexorablemente,
a que asumas con responsabilidad los cinco (5) desafíos que menciono a
continuación:
1. Ser un
verdadero profesional, sabiendo que no se trata exclusivamente de que posees
un título universitario. Tampoco responde a los numerosos años de experiencia
en el área de formación inmediata. Ser un profesional, hoy en día, significa formarse
continuamente en el oficio, tanto de manera autodidacta como a través de foros,
cursos, talleres, conferencias, congresos, posgrados, etc.
2. Planificarte
siempre, considerando que hasta lo que improvisas producto de las
crisis que sueles manejar, amerita un cierto tipo de planificación, siempre que
sea flexible.
3. Saber
que tus resultados no son tuyos, porque al menos un miembro de tu equipo de
trabajo participará en ellos y merecen algún tipo de reconocimiento,
aunque sea solo verbal.(Elogio o felicitación)
4. Reflexionar
sobre la importancia de dar el ejemplo en todo, pues
distinto a esto estarás enviando el mensaje equivocado: “soy diferente o mejor”
que ustedes, por eso mi atuendo es diferente, por eso llego a la oficina a la
hora que quiero”
5. Ser
sumamente ético en el proceder. Saber que los procesos de
toma de decisiones son muy complejos y que no tiene sentido solicitar opiniones
cuando las resoluciones están en marcha. Menos aún, atribuirle responsabilidad
en los resultados a aquellos que no participaron en dicho procesos.
Espero que estas breves, pero humildes recomendaciones te aproximen a una gestión gerencial mucho más exitosa.
Atte, Jean Carlos
Marcano.